Aquí va la primera de ellas...
LA ROSA
BLANCA
“Todavía
brilla el sol”, estas fueron las últimas palabras de Sophie Scholl el 22 de
febrero de 1943, poco antes de morir en Munich junto a su hermano Hans y a su
amigo Christ Probst, todos ellos miembros de la
Rosa Blanca.
Sophie Scholl entre su hermano Hans (izquierda)y Christ Probst (derecha) poco antes de la partida de estos hacia el frente oriental como auxiliares sanitarios en 1942.
¿Pero...., qué fue la Rosa Blanca?
Pues una
demostración de que no todos los alemanes apoyaron y se sometieron al nazismo,
no, no todos, y un claro ejemplo fueron los jóvenes estudiantes de la Universidad de Munich
que formaron la Rosa Blanca, que,
usando la palabra escrita, lucharon para despertar la conciencia de la sociedad
alemana frente a la barbarie del nazismo.
En 1941
Hans Scholl y Alexander Schmorell, estudiantes de Medicina en Munich,
contrarios a la falta de libertad bajo el nazismo y a lo que la Segunda Guerra
Mundial estaba suponiendo para la población alemana y europea, decidieron
organizarse junto a otros compañeros estudiantes como Willi Graf y Christ
Probst, además de uno de sus profesores, Kurt Huber, en un grupo al que
llamaron Rosa Blanca. Todos ellos y
Sophie, la hermana de Hans, que se
uniría tiempo después cuando empezó a estudiar en Munich Biología y Filosofía,
decidieron que era el momento de actuar frente a un régimen cuya brutalidad era
ya insoportable. Además, esta rebeldía no venía solo por lo que los componentes
de la Rosa Blanca vivían en Alemania, sino también por
lo que algunos de ellos habían visto en el viaje que, como voluntarios para
auxiliar a los soldados alemanes en el frente de guerra contra la URSS, habían realizado por
Europa oriental en el verano de 1942. El horror de la guerra provocada por su
país, la matanza de población civil, la persecución contra los judíos de toda
Europa…fueron las causas que llevaron a la Rosa
Blanca a actuar de manera más decidida contra el nazismo.
El grupo
decidió que el arma más poderosa era la palabra, y a ella iban a recurrir para
despertar la conciencia de la adormecida sociedad alemana. Su forma de actuar
consistió en la redacción de hojas y octavillas que repartían por distintas
zonas de Munich y otros lugares de Alemania, con la esperanza de que quien las
leyera se percatara de que era el momento de sumarse a la lucha contra la
dictadura nazi.
Si se le
echa un vistazo a los textos que la Rosa Blanca
distribuyó resulta sorprendente la honestidad, el compromiso y la valentía de
los jóvenes del grupo. Sirvan
como ejemplo:
Nada es más indigno para un pueblo civilizado
que dejarse “gobernar”, sin oponer resistencia, por una camarilla irresponsable
que se deja llevar por sus bajos instintos… ¿Por qué se comporta tan
apáticamente el pueblo alemán frente a todos esos crímenes horrendos e inhumanos? Prácticamente nadie reflexiona
sobre esto. Se acepta como un hecho y se olvida. De nuevo, el pueblo alemán,
duerme un sueño estúpido y sordo, y anima y da ocasión a los criminales
fascistas a seguir actuando…y lo siguen haciendo…
Estos
escritos demuestran la confianza del grupo en que la rebelión del pueblo podía cambiar
las cosas, y despertar ese sentimiento de resistencia era su objetivo con las
hojas que escribían y distribuían.
Durante
los meses de enero y febrero de 1943, las actividades de la Rosa
Blanca fueron frenéticas. Por el día los miembros del
grupo continúan con su vida normal asistiendo a las clases; por las noches
imprimen las hojas y las distribuyen. Además, también comienzan a hacer
pintadas. Esta intensidad de trabajo de la Rosa Blanca hizo que la Gestapo empezara a
preocuparse y a iniciar la búsqueda de los autores de las hojas. La aparición
de pintadas y de panfletos en otras ciudades del sur de Alemania comienza a
inquietar a las altas esferas del partido nazi, informándose al gobierno de
Berlín e iniciándose una comisión investigadora.
El 18 de
febrero de 1943 Hans y Sophie repartirán en la Universidad de Munich
la que será la última hoja de la Rosa Blanca. Un bedel que había visto a los
estudiantes alertó a las autoridades y poco después Hans, Sophie y también
Christ Probst serán detenidos. En pocos días serán juzgados en un juicio que
fue una auténtica farsa y ejecutados de manera inminente. Poco después el resto
de miembros de la Rosa
Blanca, Kurt, Willi y Alex también serán asesinados.
De izquierda
a derecha y de arriba abajo:
Hans Scholl, Sophie Scholl, Kurt
Huber,
Christ Probst, Alex Schmorell y
Willi Graf.
Se deben
resaltar las premonitorias palabras de los hermanos Scholl dirigidas al
tribunal al escuchar su sentencia de muerte: “Donde hoy estamos nosotros,
dentro de poco estaréis vosotros”. A pesar del fin de la Rosa Blanca con el
asesinato de sus miembros, simpatizantes de la organización lograron difundir
los textos de la Rosa
Blanca entre los países que luchaban contra Alemania,
produciéndose en los meses siguientes el lanzamiento de las hojas de la Rosa Blanca sobre las ciudades alemanes desde los aviones
de los países del bloque aliado.
A día de hoy, el pensamiento más extendido es que protestar o rebelarse contra la injusticia sirve de poco, de ello nos quieren convencer, pero, más allá de ese conformismo permanente al que nos quieren condenar, vale la pena volver al inconformismo, rebeldía o lucha aunque solo sea por el hecho de homenajear a quienes, como los miembros de la Rosa Blanca, murieron en nombre de la libertad. Porque todavía brilla el sol.
Enrique González.
Si queréis saber más…
-García
Pelegrín, J. M. La Rosa Blanca, los estudiantes que se alzaron contra
Hitler. Madrid, Libros Libres, 2006.
-Película:
Rothemud,
Marc. Sophie Scholl, los últimos días.
(2005).